Unificar elecciones, es destruir las municipalidades

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Luis Gerardo Villanueva Monge

A propósito de las elecciones municipales, la democracia costarricense enfrenta una crisis, que la ha llevado a un crecimiento gradual del abstencionismo, por razones sociológicas y políticas. Se percibe así, una apatía, un desinterés y una falta de atención en este proceso electoral. En las elecciones del 4 de febrero pasado, el porcentaje de abstención alcanzó un preocupante 68 por ciento. Este fenómeno, plantea dudas sobre los mecanismos de participación ciudadana, que nos despiertan mayor interés y nos obliga a abordar algunas de las causas que pueden estar contribuyendo a la creciente apatía electoral municipal.

En un intento, -tal vez desesperado-, por remediar esta situación de la baja participación y por paliar problemas internos de partidos políticos, se ha presentado en la Asamblea Legislativa, el Proyecto de Ley 923.229, que propone de nuevo, la unificación de las votaciones presidenciales con las municipales. Esta iniciativa legislativa constituye, a mi modo de ver, una amenaza al desarrollo local, a la descentralización, y desde luego a la democracia participativa.

El Régimen Municipal, tiene sus propios problemas. Costa Rica muestra una distribución desigual en función del tamaño de los cantones, tanto territorial como poblacional. Asimismo, cada municipalidad tiene sus propios recursos económicos, intereses, y problemáticas que han de afrontarse de manera distinta. Las propuestas y las soluciones deben ser acordes a su contexto. Esa búsqueda cantonal de soluciones debe contar con la participación consciente y mayoritaria de su población. Soluciones que deben ser presentadas, discutidas y decididas en democracia y ojalá con la participación mayoritaria. Lo anterior se logra con la exclusiva atención de procesos electorales independientes. Esa atención, ese debate y esa solución, no se logra si se mezclan con las elecciones presidenciales y de diputados. En este proceso nacional, la temática es diferente y las propuestas son generales, perdiendo la individualidad y la especialidad que son necesarias en el Régimen Municipal. La unificación de las elecciones causaría que las propuestas locales, diseñadas para abordar problemas específicos de cada región, sean opacadas por la propaganda, los liderazgos y las propuestas de los partidos políticos nacionales.

Hay que recordar que la separación de las elecciones municipales, fortalece la democracia y permite a los ciudadanos concentrarse en los asuntos específicos de su cantón y sus representantes, más allá de un partido político en específico. Es imperativo reconocer que las elecciones municipales, se desarrollan en un contexto altamente variable según el cantón. El poder del Concejo Municipal está fuertemente vinculado a sus recursos financieros, que dependen no solo del número de habitantes, sino también de la presencia de empresas y comercios.

El abstencionismo es un problema que debe resolverse, sin embargo, la solución debería ser, buscar estrategias efectivas para revitalizar la participación cívica y fortalecer la conexión entre los ciudadanos y sus representantes locales. Se requiere seguir haciendo conciencia en la ciudadanía, pero ante todo, se requieren reformas al Régimen Municipal, que permitan que el ciudadano se identifique con su municipio, logrando que sea no solo representativo, sino cada vez más participativo.

He pensado que una de esas reformas, es ampliando la conformación del Concejo Municipal. Por ejemplo, abrir la posibilidad de un mayor número de regidores, para dar más participación real, garantizando representación distrital y eliminando la figura del regidor suplente, quien, a pesar de no tener poder real, está obligado a asistir a las sesiones municipales, sin mayor efectividad o trascendencia. A su vez, sería importante cambiar las funciones del síndico, quien tiene derecho a voz, pero no tiene voto en asuntos de su distrito, y eso hace que pierda poder y fuerza para representarlo con dignidad. Los síndicos encabezan los Consejos de distrito, que a pesar del gran número de personas que lo conforman, electos en las mismas elecciones municipales, no tienen un poder real efectivo y vinculante. Entonces, la representación distrital podría ser una falsa expectativa, de que se va a lograr un mayor desarrollo y mayores beneficios.

Debemos discutir proyectos que aceleren el avance del régimen municipal, que conlleven mayor injerencia, participación y poder real del ciudadano. Creo que un mayor número de regidores propietarios, de conformidad con la población, así como hacer que los consejos de distrito tengan su presupuesto, así como que sus decisiones sean vinculantes, obligatorias para las máximas autoridades Municipales, podría aumentar el interés del ciudadano en participar en ellos. Uno de los defectos del nuevo Código Municipal vigente, que siempre he criticado, es que la representación de regidores, con relación al anterior Código, se vio disminuida por un mal cálculo del legislador, -en el que me incluyo-, por cuanto no sabíamos que la conformación del número total de los regidores, con la nueva fórmula aprobada para determinar el número a elegir en cada cantón, iba a disminuir esa representación en casi todos los gobiernos locales. En ninguno se aumentó. Eso atenta contra una efectiva y proporcional representación.

Guardo otras ideas para ser debatidas en adelante, pero concluyo este artículo, indicando que el régimen municipal debe seguir en una evolución, que debe garantizar al ciudadano, cada vez más, una mayor participación en la toma de decisiones. Es importante que el ciudadano sienta que es obligatorio para un mayor desarrollo local, participar en la escogencia de la integración, que es igual o mejor, elegir y / o pertenecer a un Concejo de Distrito, y a toda una Municipalidad, que elegir o formar parte de una asociación de desarrollo, o una junta de educación o un comité de deportes- sin demérito de estas -, entre otros, pues estos tienen mucho menos potestades y recursos. Los cambios deben ser en esa dirección, ampliando la integración y las potestades, para lograr mayor interés y participación.

Hacer las elecciones municipales con las nacionales, es ocultar y destruir la identidad y legitimidad de los gobiernos locales, y un pésimo y significativo retroceso.

Exdiputado y exregidor

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