Fernando Zumbado
Uno de los temas que actualmente preocupa a expertos y analistas es la caída de la inversión social. Hay quienes ven en este tipo de inversión un gasto y si están en posición de tomar decisiones, un área sujeta a recortes presupuestarios.
Debiera a estas alturas resultar obvio que la calidad de la inversión en programas de naturaleza universal como la educación y la salud, son la clave para el desarrollo. Mas allá de esto es papel fundamental del Estado, nivelar la cancha, dando oportunidades a quienes nacen y crecen en desventaja.
De ahí la importancia de políticas selectivas a través de programas como becas, vivienda para la población de menores recursos, pensiones dignas para adultos mayores en pobreza.
El Sistema Financiero Nacional para la Vivienda se creó en 1986 con miras a dar acceso a la propiedad a familias que no podían adquirir una casa en condiciones de mercado. Se tenía claro además que la inversión en ese sector tendría un impacto positivo sobre el crecimiento económico y el empleo. El diseño del programa contempla la formación de alianzas público-privadas, donde desde el sector privado se gesten los proyectos y desde el Estado se financie a las familias.
Si se trata de desarrolladores, estos asumen el riesgo de la inversión en la elaboración del proyecto, lo que incluye planos y tramitología y en ocasiones el terreno. También en el caso de soluciones individuales compete a la familia sacar adelante su vivienda con el financiamiento del estado a través del Banco Hipotecario de la Vivienda.
Se tenía conciencia de que había que tener certeza en el flujo de los recursos hacia el Banco. De ahí que como parte medular del financiamiento se asignó en la Ley de Creación del Sistema Financiero Nacional para la Vivienda, un porcentaje específico de todos los recursos de FODESAF, el cual representa hoy el 18%. Dada la naturaleza de los programas a ser financiados, la certeza del traslado a tiempo se consideró esencial.
Esto es importante considerando que la maduración de un proyecto toma al menos año y medio y en ocasiones más. En este período de tiempo el empresario debe iniciar el proyecto con miras a recuperar su inversión y las familias que ya tienen que estar seleccionadas, esperan su vivienda; de ahí que si Hacienda no ha cumplido con el aporte correspondiente proveniente de FODESAF, los proyectos no pueden ser entregados a tiempo perjudicando con ello a esa población vulnerable y desestimulando la inversión privada.
Hoy más de cuatrocientas mil familias se han beneficiado del programa, de las cuales casi un 70 % tienen a una mujer como jefa de hogar. Esto refleja el hecho de que en Costa Rica los hogares jefeados por mujeres se encuentran en mayor vulnerabilidad.
El dato refleja una acción afirmativa a favor de este grupo más vulnerable y de la importancia de los programas selectivos, para garantizar un derecho a quienes de otra manera serían excluidos en este caso de acceso a una vivienda digna.
Exministro de vivienda
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