Carlos Revilla Maroto
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Si hay algo que ha hecho aflorar recientemente las diferencias en la socialdemocracia en Europa, es la guerra en Gaza, que ha ayudado a la crisis de esta ideología en los partido socialdemócratas del viejo continente.
Veamos algunos antecedente recientes: las elecciones alemanas con el retroceso del SPD, la casi desaparición del Partido Socialista Francés, fuertes retrocesos en Holanda, la crisis que ha vivido el PSOE… ¿significa esto que se ha agotado la socialdemocracia?
Una pregunta difícil de contestar, los principios y valores ahí están, no han cambiado, incluso se han enriquecido con los paradigmas del nuevo siglo.
Un acercamiento a lo anterior, sin que esto signifique que sea la respuesta a la interrogante, es analizar la posición de los partidos socialdemócratas de Europa con respecto al genocidio que sucede actualmente en Gaza.
Quiero darle un poco de contexto a este análisis. Las diferencias entre los partidos socialdemócratas no son de ahora. Es más, la principal crisis fue con la Primera Internacional, que se disolvió precisamente por diferencias sobre la Primera Guerra Mundial. En términos generales la socialdemocracia era pacifista, es decir no apoyaba la guerra, pero, el Partido Socialdemócrata (SPD) de Alemania si la apoyó. Hasta ahí llegó la Primera Internacional y la hermandad entre las organizaciones de trabajadores y partidos. Sin mencionar, por supuesto, a Bernstein, que le puso un estate quieto a Marx; pero eso ya es otra historia.
Lo anterior para ejemplificar que los partidos socialdemócratas casi siempre ha coincidido, pero también se han distinguido por diferencias. De joven se hablaba de la socialdemocracia sueca como más hacia la izquierda y de la alemana, más capitalista o hacia la derecha. Ahora resulta que todas son al estilo «capitalista», es decir se trata de gestionar el capitalismo y no defenestrarlo. Pero bueno, hay que reconocer que después de la caída del muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría ya nadie quiere acabar con el capitalismo, más bien todo lo contrario. Digamos que del ahogado el sombrero, y nos quedamos con que la socialdemocracia sea reformista, pero en algunos casos ya ni eso.
Sobre el tema de Gaza, y en general el conflicto de Israel-Palestina, la socialdemocracia está de acuerdo. Esto se puede resumir en la condena del ataque de Hamas el 7 de octubre, petición de cese al fuego en Gaza para la protección de los civiles, y la de que apenas termine la guerra, ir hacia la solución de dos Estados. Así es como, por ejemplo, Pedro Sánchez el presidente del Gobierno -y del PSOE- español, estuvo recientemente en Israel, y no tuvo reparo en decirle a las autoridades de ese país que Israel tiene derecho a defenderse, pero la respuesta no puede implicar la muerte de civiles inocentes en Gaza, incluidos miles de niños, insistiendo en la necesidad de proteger a los civiles «cueste lo que cueste».
Un parte aguas en esta posición en común de la socialdemocracia europea, ha sido la acusación por genocidio planteada por Sudáfrica contra Israel en la Corte Internacional de Justicia de la ONU. No todos están de acuerdo con que se este dando un genocidio en Gaza, pero si son muy críticos del Gobierno de Israel y la forma en que ha llevado a cabo la guerra contra Hamas, por la gran cantidad de civiles muertos, especialmente niños, tal como lo mencionó Pedro Sánchez, que también es el presidente de la Internacional Socialista.
La oveja negra en esto ha sido Alemania, que se encuentra entre los países que respaldan firmemente al Gobierno israelí. El canciller, Olaf Scholz, reitera constantemente el derecho de Israel a defenderse sin reservas. Los políticos de todo el espectro parlamentario también expresan un respaldo incondicional, subrayando que la seguridad de Israel es una «razón de Estado» para Berlín, un principio irrenunciable.
Recientemente, se ha observado un ligero cambio en la postura alemana. La ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, ha instado públicamente a Israel a respetar los derechos humanos en Gaza, marcando un tono más crítico. Baerbock dijo «Ya han perdido la vida demasiados palestinos». A pesar de estas declaraciones, Berlín se niega a solicitar un alto el fuego humanitario, argumentando que beneficiaría a Hamás.
Pero, de alguna forma la gran losa de la culpa histórica por el holocausto, silencia en Alemania las protestas por las víctimas de Gaza y hace que el Gobierno de coalición, donde es mayoritario el SPD (socialdemócrata), rechace «firme y explícitamente» la acusación de genocidio, que Sudáfrica lanzó contra Israel por la guerra en Gaza ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
La posición de la socialdemocracia Alemana se comprende, pero no se comparte. El genocidio que está sucediendo en Gaza, debería sobrepasar cualquier posible sentimiento de culpa.
Resumiendo: aplausos para la socialdemocracia española, abucheos para la alemana.
Y para terminar de enredar el asunto, ahora la socialdemocracia europea está dividida entre la Internacional Socialista y la Alianza Progresista, pero eso ya será motivo de otro análisis.
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