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Montserrat Ruiz Guevara
Diputada
El proyecto de ley de jornadas de 12 horas ha permanecido más de 23 años en la agenda legislativa. Durante este tiempo se han presentado diferentes versiones. Todas fueron desechadas.
Hoy, se hace manifiesta la voluntad de algunas fracciones, empecinadas en acabar con un esquema de derechos laborales vigentes por más de 80 años en Costa Rica y más de 100 años en el resto del mundo. Considero mi deber afirmarlo con esa contundencia, pues el conjunto de garantías que se protege en nuestro Código de Trabajo se sustenta en un principio fundamental: la jornada laboral de 8 horas.
Pretender jornadas de 12 horas diarias, con la excusa de que se comprime el límite de 48 horas semanales, sólo procura ignorar la historia y el fundamento de las jornadas de trabajo.
Con este proyecto promovemos un retroceso de 100 años en materia de legislación laboral: mientras el mundo valora jornadas más cortas, sin reducciones salariales -42 horas semanales en Colombia, de 40 horas semanales en Chile, o incluso de 32 horas semanales en España y Alemania-, en Costa Rica nuestra línea de discusión procura jornadas más largas y extenuantes.
Considero que esta discusión no puede circunscribirse a la aprobación o desaprobación de las jornadas 4×3. Tampoco se trata de la generación de empleo o reactivación de la economía. Si fuera así, sus patrocinadores nos habrían mostrado datos contundentes sobre la creación de empleos bajo el amparo de esta normativa: información que aún estamos esperando.
En mi perspectiva, la verdadera discusión alrededor de las jornadas laborales, y en especial las de 12 horas que nos pretenden imponer, es sobre el tiempo de las personas.
Pocas discusiones en el mundo actual tienen tanta relevancia para la vida de la gente como la disposición de su tiempo. El balance entre el trabajo y la vida no es una cuestión menor. Tiene un efecto directo sobre las familias, las posibilidades de acceso a un empleo digno, las responsabilidades de cuidado y la conciliación con la vida social.
De acuerdo con las estadísticas de la OCDE, alrededor de un 10% de las personas trabajadoras labora 50 horas o más a la semana. En el caso específico de Costa Rica, el 22% de trabajadores tienen un horario de trabajo extenuante, y tan sólo al 13% de las mujeres se les remuneran las horas extra.
Este proyecto hace poco creíble el pago de esas horas extras y consideramos que, por sus características, agrava la discriminación laboral que sufrimos las mujeres.
Concretamente, en un país con jornadas extenuantes de 12 horas y una Red de Cuido desfinanciada por las autoridades gubernamentales, el resultado lógico es el fomento de la transgresión de los derechos de la niñez.
Algunas de las consecuencias negativas que señalan los expertos, ante la aprobación de este proyecto son:
- Afectación de los vínculos afectivos y de confianza de las niñas y niños con su entorno.
- Separación de unas 14 horas diarias de sus padres.
- Una niñez que vivirá más institucionalizada que cerca de sus familias.
- Desmantelamiento de programas que promueven la sana nutrición, estimulación temprana y educación para las personas menores.
Al desmantelamiento de la Red de Cuido, se suma el absoluto abandono de los CEN-CINAI.
Durante toda la discusión, hemos expuesto con claridad los argumentos por los cuales este proyecto resultaría absolutamente dañino para las personas trabajadoras, mujeres, niñas, niños y personas en dependencia.
En mi perspectiva, no existen verdaderos argumentos que justifiquen la aprobación de este proyecto de Ley. Sus promotores han afirmado que estas jornadas se aplicarán por “mutuo acuerdo” entre la persona trabajadora y el patrono. Sabemos que esta es una falacia: no nos han podido explicar cómo evitarán la exclusión laboral de las personas que no puedan acceder a estas jornadas. Lo que en realidad pretenden quienes lo impulsan es obligar a la población a trabajar 12 horas sin pago de horas extras.
Los promotores de las Garantías Sociales, y los constituyentes en 1949, entendieron que la razón de ser del Derecho Laboral es la relación desigual que existe entre patronos y trabajadores, y por eso, las leyes sobre el trabajo siempre debían proteger, ante todo, a la parte trabajadora.
No existe el “mutuo acuerdo” en una relación laboral, ni la voluntariedad en condiciones iguales para ambas partes. Esa concepción, a la que nos quieren hacer retroceder con este proyecto de ley, el mundo la dejó atrás hace 100 años. En el mundo contemporáneo la Legislación Laboral se basa en un principio protector, orientado a mejorar la calidad de vida para las personas trabajadoras. Este principio está muy alejado de los objetivos del proyecto que nos ocupa.
Costa Rica se encuentra dentro de los países OCDE que más horas laborales reporta al año. Llegará el momento en que no podremos ignorar las exigencias del mundo en el que estamos insertos, en el cual las personas trabajan menos horas, producen más y viven mejor. En que trabajar menos horas significa más tiempo para las familias, para las amistades, para el descanso y el mejoramiento de la calidad de vida.
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